La frase

La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante. (Antonio Gala)

miércoles, 7 de enero de 2009

Mamá, ¿Existen los Reyes Magos?

Un día nuestros hijos empiezan a oir en el colegio comentarios de otros niños más mayores que van diciendo:

"si los Reyes son los padres", "¿como van a estar en tantos sitios a la vez?" "es imposible que lleguen a todas las casas", "¿Y cómo entran, eh?, listo"...

Y cuando nos lo cuentan nosotros les respondemos con mucho amor: "son magos, pueden todo", "¿Como vamos nosotros a comprar esos regalos?, no tenemos tanto dinero....", y cuela...

Al año siguiente ellos han vuelto a oir los mismos comentarios en el colegio y un día, muy serios, se plantan delante tuyo y hacen la temida pregunta: "Mama, ¿los Reyes existen?, dime la verdad".

Te hacen la pregunta deseando oir un sí de tu boca porque en el fondo quieren seguir creyendo.

Pero ambos sabemos que ya no vale explicar que son magos y todo lo pueden, porque llega cierta edad en la que empiezan a imponerse la razón y la lógica ante la maravillosa ingenuidad infantil que hace a niños y niñas personitas especiales.

Ya no podemos seguir manteniendo esa "mentirijilla" con la que tanto disfrutamos padres e hijos mientras duró.

Pero les contamos que hay que seguir ilusionándose, que hay que seguir yendo a la cabalgata a recibir a los Reyes Magos, que hay que sacar ese niño o niña que fuimos un día, y que seguiremos teniendo nuestros regalos.

Para mí el día de Reyes es especialmente feliz desde hace trece años. La vida me regaló uno de mis dos grandes tesoros. Felicidades hijo.

6 comentarios:

Tercera Opinión dijo...

Hola Enma, no sé como pero he llegado hasta este blog y me he leido varios posts, me han gustado.

Quiero decirte que estoy de acuerdo contigo con respecto a la ilusión de los niños, eso es algo indescriptible.

Un saludo.

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http://www.terceraopinion.net

Anónimo dijo...

Hola! He llegado hasta aquí precisamente enlazando desde Tercera Opinión...

Quiero decirte que admiro profundamente a los padres que son (sois) capaces de mantener esas pequeñas ilusiones infantiles el máximo tiempo posible. Es algo que a buen seguro vuestros hijos no olvidarán jamás y siempre os lo agradecerán.

En mi caso es justo al contrario. Bien chiquito fuí puntualmente informado por mi madre que los Reyes eran cuento chino, que los regalos me los compraba ella, y que más me valía no pedir nada que ella no pudiera pagar, porque por bueno que fuera y bien que me portara no me lo iba a traer jamás.

Fue como una patada en salva sea la parte que me dolió muchísimo viendo cabalgatas que yo ya sabía falsas y papanoeles de pega a la puerta de los grandes almacenes, diría que aún me duele de vez en cuando... Eso sí, me volví mucho más pragmático...

Encantado de haberte descubierto, espero seguir leyéndote. Hasta pronto!

Emma Núñez dijo...

Tercera Opinión,
gracias por visitar mi blog y me alegro que te guste.

Un saludo.



Janton,
lamento tu dura experiencia.
Por tus palabras deduzco que tú no desbaratarás esa ilusión con tus hijos si los tienes, o cuando los tengas.

La ilusión al igual que la esperanza es lo último que se ha de perder, porque ellas avivan el positivismo y conseguimos ser más felices.

Gracias por venir a "mi sitio especial". Voy a visitarte.

Un saludo.

arte urbano dijo...

lo cierto es que aun sabiendo que los reyes no existen la noche de reyes es especial, la magia de esa noche aunque sea producto de nuestro bolsillo, sudor, es una noche seguida de un dia muy especial.
asi ha sido y asi nos debemos encargar de que sea.
un saludo y exceltes reflesiones personales las tuyas.

Emma Núñez dijo...

Hola arte urbano.

Gracias por tus palabras.
Acabo de visitar tu blog de imágenes sin palabras pero llenitas de mensaje.

Como dices, es verdad que la Navidad son fechas de puro consumismo, pero es tanta la ilusión, la emoción, el buen rollo que existe en adultos y niños, que creo que vale la pena.

Un saludo.

Pedro Estudillo dijo...

Felicidades a ti por poseer tesoros tan valiosos.
Procura que no dejen nunca de creer en la magia. Yo aún creo.
Un beso.