¡Por fín!
Hace cinco minutos que grité a mis hijos el último "¡callad y dormiros!".
Qué silencio...
La tele está encendida pero no le hago demasiado caso, la verdad.
Sentada en el sofá con mis pies congelados en la silla y tapada con una mantita (aún con la calefacción puesta), sin nada ocurrente que escribir, sólo pasando el rato...
Disfrutando del silencio sin oir un "¡maaaamaaaa, el David me ha pegado!
Así me encuentro...
Saboreando un ratito para mí solita... ¡Qué gozada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario